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31.10.10

HALLOWEEN 2010 

Para aquellos no-empedernidos las fiestas se han terminado, y aquí en México tenemos día de descanso en este megapuente--como si este año no hubiera habido suficientes días de descanso... con razón somos tan flojos--de Día de Muertos para aliviar la resaca, visitar algún cementerio, comer pan azucarado o... disfrutar de un maratón de cine de horror.

10. Spider Baby (Jack Hill, 1963)
Empezamos la mañana con nostálgico horror en blanco y negro. Cuando leí sobre esta película que de alguna manera había influenciado Masacre en Texas y que uno de sus títulos alternativos era "Cannibal Orgy", me sentí un tanto cuanto confundido cuando al verla por primera vez me encontré con una comedia amable más a tono con La Familia Munster que con el gore serie B. Pero un segundo vistazo me ha hecho reconsiderar y encariñarme profundamente con esta pandilla de inadaptados caníbales. Ahora me parece la hija insolente e infantiloide de Psicosis, y disfruto su humor negro, personajes inolvidables, frecuentes guiños hacia el aficionado del género y una estética que sólo puede definirse como DE-MEN-TE.


9. Friday the 13th part V: A New Beginnig (Danny Steinman, 1985)
Continuando en la línea de personajes-del-campo-involuntariamente-graciosos tenemos este bebé deforme: uno de los capítulos más repudiados por los fans de la serie. Por mi parte, disfruto la orquesta musical, los personajes guarros, el sexo excesiov, la rutina porno de piel y machetes y uno de los actos finales más intensos en toda la serie: ¡incluso hay un duelo con sierra mecánica! Y Violet, ¿cómo olvidar ese baile ochentero como preludio a la muerte? ¿Quién necesita a Jason cuando el director maneja la cámara como un mirón fuera de control?


8. Donnie Darko (Richard Kelly, 2001)
Luego de tanta muerte el maratón de cine de horror toma un giro existencial con una película ambientada en...por supuesto, octubre. Y en los años ochenta, ni más ni menos. Culminando en una fiesta de disfraces de Halloween. Por momentos depresiva, e incluso consiguiendo poner a prueba la cordura del espectador--con ese mentado hombre en disfraz de conejo, que uno empieza a alucinar parado ahí en alguna esquina del cuarto--Donnie Darko me recuerda aquellos años de adolescencia pseudorebelde y cuando la vida cotidiana va cargada con el peso de un destino ominoso. Excelentes actuaciones y un soundtrack de antología, mi escena favorita ese ese mágico momento donde los chicos salen en bicicleta en plena noche, acercándose a su cita con el destino mientras suena una musiquilla de película de ciencia ficción de los años cincuenta.


7. Beetlejuice (Tim Burton, 1988)
Hubo un tiempo en el que Lydia Deetz, interpretada por Winona Ryder, me parecía la persona adulta más cool del mundo. Ahora me da risa--o pavor, pues esto ocurre muy a expensas de mi edad que avanza sin freno--verla como una niña mimada. Los años no hacen mella en esta producción ochentera: la música de Danny Elfman continúa alimentando fantasías fantasmagóricas y ahora puedo apreciar el humor más afilado, más allá de los monstruos y los trucos de Beetlejuice: los Deetz como pretenciosa pareja citadina, la vecina metiche que quiere vender la casa de la pareja protagónica, los ingeniosos juegos de palabras, los lamentos adolescentoides de Lydia y su deseo de unirse a los muertos, la indefinición sexual de Otto. Trama divertida e imágenes que van muy en línea con estas fechas. ¡Cuando me muera quiero que me entierren en una tumba como la de Bitelchús!


6. Hellbound: Hellraiser II (Tony Randel, 1988)
Mientras la primera parte cuenta con maravillosos efectos especiales, la encuentro algo lenta y en extremo telenovelera, con su historia de amor que traspasa las fronteras de la muerte. Ésta, en cambio, tiene aún más maravillosos efectos especiales, más amor telenovelero y una trama que compite en nivel de absurdo con cualquier giallo italiano. Lo que también tiene es una concepción laberíntica del infierno que encuentro bien interesante y, por momentos, dolorosa. Las escenas en el hospital me dan pesadillas y me hacen temer el momento en que tenga que someterme a alguna cirugía. También me recuerda esa canción, "La Cama Asesina", algo que aquí se ve de manera literal.


5. City of the Living Dead (Lucio Fulci, 1980)
¡Zombies, zombies, zombies! Ningún Halloween/Día de Muertos está completo sin una fílmica invasión zombie. En esta ofrenda de Lucio Fulci hay rituales satánicos, zombies que aparecen y desaparecen, un final inexplicable, música que embruja, cementerios y tripas y gusanos y espaghetti (la producción es italiana, jeje) y demás suerte de mutilaciones. Perfecta y extraña combinación de Lovecraft, Nueva York, Dunwich, pueblos malditos y niebla: una película seria y a veces un tanto maliciosa, que rápidamente se convierte en una consentida de mi colección cada vez que vuelvo a verla. Por cierto que esto hacen que me den ganas de ver el estreno de "The Walking Dead" ¡ya mismo!


4. My Bloody Valentine (George Mihalka, 1981)
San Valentín parece lejano y fuera de lugar, y Canadá (de donde es originaria esta producción) no parecería el lugar más aterrador del mundo. Sin embargo esta película es un ejemplo de narración madura, un retrato de amor para la clase obrera que para nada parece telenovelesca. ¿Qué hace aquí en Halloween? La decoración previa a la fiesta transforma al pueblo, tal como pasa con todas las decoraciones de Halloween, y cuando finalmente los personajes descienden a las minas el corazón de este pequeño televidente se encoge de emoción aventurera, haciéndome pensar en aquellos tiempos donde las historias de miedo eran creídas sin la menor restricción. El asesino es una máquina de matar imponente y terrible, que intimida escondido entre las sombras y que deja en vergÜenza a veteranos profesionales como Jason y Freddy.


3. Evil Dead II (Sam Raimi, 1987)
Ya bien entrada la noche, y con el más puro afán de tormentar al vecino, en el puesto número 3 está una elección más o menos convencional para una lista de Halloween: la primera secuela de Evil Dead. Si algo me gusta en mi cine de horror son las historias cargadas de humor a expensas de brazos cercenados, violencia sin sentido y sangre espumosa y de colores. ¿Zombies o demonios? ¿Terror o comedia? Las pequeñas excentricidades hacen de este clásico una película que nomás no me cansa y que vengo viendo desde hace unos diez años (!).


2. Return of the Living Dead (Dan O'Bannon, 1985)
Otro clásico cliché para acercarnos al puesto número uno. No se me ocurre mejor opción para parrandear con el celuloide: desnudismo en un cementerio, zombies devorando carne humana al ritmo de los Cramps, un buenorro e incomprendido punketo llamado Suicide y una tanda de adolescentes tarados con los mejores looks de los ochenta. Clásico, clásico clásico, y posiblemente mi película favorita de todos los tiempos. Por cierto que la portada del primer dvd que sacó MGM brilla en la oscuridad. Puedo pasar horas viendo esa estampa de zombies verde fluorescente.


1. It's the Great Pumpkin, Charlie Brown (Bill Melendez, 1966)
Siempre hay un especial de Charlie Brown para cualquier ocasión, y este es ciertamente mi favorito. Sí, hay cierta crueldad implícita, desde el chico que no puede hacer bien su disfraz y recibe rocas a cambio, o el chico que se queda esperando toda la noche o la niña que se pierde de todo el encanto de estas fechas por seguir a aquel chico. Cuando la pandilla señala a alguien y lo envuelve en un coro de risas, es extremadamente cruel. Blockheads! Y, si algo queda bien claro con esta caricatura, es que la fiesta parece demasiado rápido, y apenas parpadeas y ya se acabó. Así que no sé por qué me martirizo viendo este especial para TV. Tal vez encuentro fascinante escuchar tremendas dudas de adultos en la voz de niños de siete años. I was robbed! I'll sue! You owe me restitution!

¡¡¡FELIZ HALLOWEEN!!!!

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