<$BlogRSDUrl$>

27.12.04

JACK FROST 


director:Michael Cooney
año: 1996 (Frostbite Films, LTD)
veredicto: **


Oh...la tarde de Navidad y no hay nada qué hacer más que ayudar a la familia a preparar la cena. ¿Cómo salir de este lío tan atroz? Basta poner una copia de Jack Frost en la video y problema resuelto. ¿Cómo describir esta experiencia de 86 minutos?
Fiel perteneciente a la categoría tan-mala-que-es-buena, narra, con unos créditos iniciales fabulosos, la historia de un frío asesino que está a punto de ser ejecutado. En la siguiente escena vemos un camión que traslada a los criminales a la silla eléctrica (?) que, "inesperadamente", sufre un accidente al chocar contra un camión que transporta una sustancia química experimental. El asesino se baña en este líquido (a través de una animación computadrizada que da pena ajena vemos cómo sus células cambian) fusionando sus células ¡con las de la nieve! Lleno de ira, se transforma en un muñeco de nieve--para pasar desapercibido--decidio a vengarse del hombre que lo capturó.
Así es, nos enfrentamos a una película sobre ¡un muñeco asesino! Claro, es una premisa que puede sonar ridícula pero gracias al guión más inepto que he visto en pantalla, el filme se torna aún más ridículo. Para los que se muestren incrédulos, claro que es posible. En los primeros minutos conocemos a la familia del sherif--el hombre que capturó a Frost--que es tan sosa como, digamos, la familia de Vicente Fox: Anne, una esposa que no hace nada más que ser la esposa y es tan emotiva como un pedazo de cartón; Ryan, un niño con horrendo pelo largo, que resulta pasado de moda aun para 1996, que se la pasa cocinando y es tan odioso que no me sorpende por qué lo molestan los otros chicos del pueblo; y Sam, el sherif, el personaje más simpático y el único que realiza algo a lo que pueda llamarse actuación.
Después de profundizar en los personajes a través de chistes sobre nieve que no harán reír ni a los fanáticos de Eugenio Derbez, llega el muñeco de nieve para rescatarnos del tedio del típico pueblo estadounidense (por cierto, infestado de rednecks, según los productores de la película). Las cosas se ponen divertidas cuando Ryan sale a poner adornos al muñeco de nieve que nadie construyó en el jardín (la mamá le da unas zanahorias y ¡el niño se emociona! ¡por Dios! Son sólo zanahorias) y los niños malos del pueblo aguardan fuera para molestarlos. En un accidente freak, Billy, uno de los niños rufianes, es decapitado por un trineo de manera tan chafa que resulta grotesco y Ryan sólo atina a decir: "Yo no lo hice". Ridículo. Cómico. Genial.
Ambulancias y muchedumbre chismosa acuden a la escena del crimen y a pesar de que Ryan es incriminado--aún cuando era otro quien montaba el trineo-guillotina--ninguna acción legal es llevada a cabo. Jake, el papá de Bill, está furioso (¿no debería estar triste?) y exige justicia al sherif. Sally, la esposa del que reclama, está tan conmovida por la muerte de su hijo que sólo atina a disculparse con el sherif por la actitud de su esposo (¡por Dios!) usando una voz más emotiva que la de mis ronquidos. Jill, la hermana del muerto--actriz que tendría fama internacional al actuar en American Pie unos años después-- está simplemente ofendida, y hace pucheros al sherif cuando éste intenta hablar con ella.
Por alguna extraña razón, Jack Frost se ensaña con la familia de Bill--en vez de asesinar a la familia del sherif en las incontables oportunidades que tiene para hacerlos-- y asesina a Jake después de que este sale de casa tras una discusión familiar(pide a todos una especie de luto pero Jill argumenta, rabiosa, que tiene una cita con Tom y se va).
Para entonces sabemos que los poderes de Jack Frost incluyen deretirse y congelarse a voluntad, así que en estado líquido entra a la casa y se regenera para desquitarse con Sally, la madre emotiva. El resultado: uno de los asesinatos que más me han hecho reír estos últimos días; los brazos del muñeco son guantes de peluche y la mujer, cuya cara es azotada una y otra vez contra esferas de cristal navideñas, es obviamente un muñeco de trapo.
El pueblo (o sea, cinco personas y el sherif) se enteran del multihomicidio y empiezan a dejarse llevar por el pánico de tener un asesino suelto. En medio de la discusión, la que probablemente sea mi línea favorita del filme entero:
Redneck:(muy preocupado y conmovido, refiriéndose a Jill) Alguien tiene que
decirle que su familia entera esta muerta. ¡Jesús! ¡Sólo tiene dieciocho años!
Oh, para partirse de risa. Y es que diálogos tan inspirados como la muestra anterior hacen de Jack Frost la delicia camp de chicos y grandes. Pero las sorpresas siguen y siguen en lo que será un invierno violento serie b.
Seguimos a Jill y Tom , la pareja joven que, con suerte, otorgará momentos eróticos después de que hemos soportado actuaciones flojas. Siguiendo la línea del absurdo más absoluto, tienen la estupenda idea de hacer cochinadas en la casa del sherif (¡oh! ¿No se supone que en la mañana su hermano fue decapitado por un trineo? Esta chica tiene gran facilidad para asimilar la realidad), tal vez para ahorrarle a los directores presupuesto en locaciones. Se quitan un poco de ropa pero estaban muy abrigados, así que seguimos sin ver nada, y mientras ella se seca el pelo Tom es asesinado con afiladas puntas de hielo que nuestro asesino dispara de sus guantes de peluche, perdón, de sus brazos gélidos. Gracias a la secadora, Jill no escucha nada, y después de secar su pelo tan cuidadosamente, se mete a bañar a la tina (!). Pero ¡sorpresa! No se sumerge en aguas ordinarias, y somos bendecidos con otro asesinato ultraviolento y chusco (¿dónde está la zanahoria, se preguntarán?).
Los minutos restantes son los intentos desesperados de los pueblerinos por detener al hombre de nieve mutante, quien tras cada fallido intento de destrucción se pone más furioso y colmilludo.
La batalla incluye aerosoles, calderas, secadoras, hasta dar con la solución final, que no revelaré para no arruinar la trama (cosa que he hecho en los párrafos anteriores, detallando cada suceso interesante).
Y es que Jack Frost no es una película emocionante. Dudo que alguien se muerda las uñas en suspenso en la secuencia de la estación de policía, o ponga el cuerpo tieso en expectativa cuando el muñeco aparece detrás de Sally. Un guión elegante podría transformar la historia en un siniestro caso de retorcimiento psicológico, en el que uno no sabría si el mono de nieve está vivo o el niño cometió todos los asesinatos (muy al estilo de Chucky, el miuñeco diabólico), consagrándose como un trabajo sólido de suspenso psicológico, a expensas de una premisa risible. Por supuesto, la intención del director y guionosta Michael Cooney (que después sorprendería con un guión más intrincado en la reciente Identity, que cuenta con un superreparto) aspiraba a todo lo contrario, y aunque uno pueda criticar a la cinta de boba, pésimamente "actuada" o incoherente, sabemos que ningún adulto podría concebir una trama tan tonta sin estar conciente de ello.
Jack Frost es una película pésima, horrenda, pero tiene detalles, voluntarios o involuntarios, que arrancarán más de una sonrisa (como el pueblo supuestamente invernal, donde el sol brilla a todo lo que da y apenas y se ve nieve en algún lado...o la manera en que todos vana parar a casa del sherif...o las bromas escritas entre los créditos finales...o aquel principio tan venenoso, donde el tío Henry cuenta un cuento macabro a un infante espantado; jamás vi tanta mala leche fuera de cuadro) y que le han otorgado un merecido lugar en el museo del cine de culto. Eso sí, algunos podrían encontrarla tediosa, tan tediosa que les amargue el resto del año. La recomiendo sólo para fans del cine de mal gusto, como yo, auqellos que encontramos grandeza en Picadillo o en Evil Dead II, incluso en la cruenta The Pit o la más inocentona--pero no por ello menos salvaje y enfebrecida--Masacre en Texas 2.

Posted by Hello
(c)A-PIX entertainment


This page is powered by Blogger. Isn't yours?